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31 octubre 2007

Aburrido, pero con suerte

El fin de curso tras mi regreso a las aulas, con sus fiestas (en plural) correspondientes. Mi vuelta al trabajo de verano, donde coincidí una vez más con Sandra, con todo lo que eso supuso (más ratos con ella dentro y fuera de la fábrica). Las múltiples (para lo que yo acostumbro) cenas-barra-nochesdefiesta en lo que llevamos de verano, tanto con mis compañeros de clase (y algunas compañeras a quienes les llevo echando el ojo prácticamente desde que las conocí) como con los amigos de Sandra. Su cumpleaños, donde por primera vez en mi vida acerté de pleno con un regalo aunque no fuera mía ni la idea ni su ejecución (y al final no me costara ni un duro).

Mi semana de vacaciones en la Campus Party. La compañera de trabajo a quien ya en abril parecía gustarle y con quien estuve a punto de tener una cita aunque al final me eché atrás y ahora, tras volver a coincidir con ella, me alegro de no haber seguido adelante. La otra compañera que también conocí en abril y con quien no me importaría (ni he renunciado todavía a ello) tener una cita. El regreso, tras lo de Primilla, de mi líbido, que hacía años que no estaba tan viva, y cómo me alegro de que así sea.

Tantas cosas, en fin, sobre las que podría escribir que tal vez precisamente por eso no tengo tiempo para hacerlo. Y siempre he dicho que eso es una buena señal. Así que este blog, que nunca ha muerto ni he cerrado o cerraré definitivamente nunca, ha quedado en pausa, a la espera de que tenga tiempo para escribir o a mí me apetezca hacerlo (y digo esto porque aunque agradezco sobremanera los comentarios que recibo, sería un error escribir para nadie que no fuera para mí mismo, ya que ni soy escritor ni pretendo serlo).

Y ahora que tengo un poquitito de tiempo y algo de ganas de escribir, como era de esperar, no estaba inspirado, aunque no puedo evitar reflexionar sobre algo más relacionado con estos días de verano en el curro.

Como ya he dicho, he llegado a pasarlo mal (entre comillas) con tanta hormona que corría por mi sangre después de una etapa más bien de bajón, y nunca mejor dicho lo de bajón. En la fábrica, como en toda muestra de población más o menos grande y homogénea, siempre hay chicas que llaman la atención masculina. De hecho podría soltar una buena parrafada sólo para nombrar a las que a mí más me motivan, sin detenerme siquiera en los detalles (que de hecho es lo que pensaba hacer en su momento). Pero voy a ir directo a la conclusión: la única que además de revolucionarme el cuerpo me revolucionaba la mente cada vez que me cruzaba con ella, tenía un sorprendente parecido con alguien de quien ya he hablado demasiado en este blog. Obviamente, aunque he superado los malos momentos, esa persona ha dejado huella en mí, más de lo que a veces me gustaría reconocer.



Y aquí es cuando hoy, en la noche de brujas, víspera de Todos los Santos, el día de difuntos, realmente escribo lo que voy a publicar dentro de un rato, ya que los párrafos anteriores llevaban meses aguardando ver la luz. Porque hoy una vez más me han recordado que hay quien me echa de menos por aquí, y aunque sólo sea una o dos personas, me hace más ilusión que si fueran uno o dos millones. Tenía preparada incluso una canción para acompañar al texto anterior, "Tu recuerdo", de Ricky Martin y La Mari de Chambao, para ilustrar el texto anterior, pero ahora no tengo ni tiempo ni ganas de ponerla. Esta tarde tengo la mente en otro sitio.

Me explico. Desde siempre me ha encantado La Hora Chanante (ahora Muchachada Nui). Mi familia es manchega y el humor de aquellos junto al acento y las expresiones de mi entorno de toda la vida, me suponen una mezcla muy atractiva. Pero hay algunas expresiones (creo que manchegas aunque igual me equivoco) que no todo el mundo entendería si no fuera por el contexto. Como "estar muy aburrío", por ejemplo, que es lo que mi madre me ha dicho por teléfono esta tarde, cuando me ha llamado al trabajo. Y el contexto en este caso es el siguiente.

A su hermana, mi tía, la operaron hace más de un año de cáncer de colon, con metástasis en el hígado. La quimioterapia se le ha hecho muy pesada, y llegó a ser peor para ella el saber que se acercaba el día en que se la daban, por lo mal que lo pasaba, que el hecho de tener cáncer en sí. De hecho físicamente ya estaba muy bien. Hace poco le hicieron una PET, una prueba diagnóstica muy avanzada, y le han encontrado metástasis por gran parte del cuerpo. No tiene cura. Seguirá con la quimioterapia mientras se pueda, o sea, lo que dure. Aunque físicamente esté bastante bien, ha sido como diagnosticarle la muerte. Todavía no sabemos casi nada, al menos mi madre y yo, pero el efecto inicial de la noticia ha sido ese. Devastador. Para mi tía por supuesto, y también para mi madre (por si fuera poco, de carácter muy sufridor), que lleva casi veinte años luchando con el cáncer en su propia carne.

A mi madre, que estaba sola en casa, al anunciarle por teléfono su propia hermana que se acerca su fin, le han entrado "los aburrimientos de la muerte". Con esto creo que está más claro el significado de esta expresión que he yo he oído tantas veces en mi casa, aunque no siempre haya sido en relación a una noticia tan nefasta, para quien no la haya oído nunca. El caso es que este tipo de aburrimientos, usados en plural pese a referirse a una única persona, parecen ser contagiosos. Al comunicármelos mi madre, no he dudado ni un segundo en abandonar mi lugar de trabajo y acudir a su lado, aunque solo haya sido para abrazarla y llorar juntos. Si hay algo peor que "estar aburrío", es estar aburrío y solo.

Estoy pasando la mejor etapa de mi vida. Optimista, con una energía para todo lo que hago que nunca pensé que tenía, hablador, extrovertido, con don de gentes me atrevería a decir, sintiéndome querido por mucha gente que me rodea... Múltiples cualidades que hace un par de años tan solo, jamás habría utilizado para autodefinirme. Y ahora por nada del mundo me cambiaría yo por cuando tenía 25 años, ni 20, ni 15. Pero el hombre propone y Dios (o quien sea) dispone. Lástima que, a mí por lo menos, no me deje disfrutar los momentos dulces como a mí me gustaría. Debe ser mi castigo por pecar de goloso, que ya hasta compro el chocolate por kilos.

Y pese a todo, y aunque no sé si lo peor ha sido hoy o aún está por venir, me considero un privilegiado.

Anonymous Anónimo said...

Claro que si tio, me alegro un montón de leerte otra vez! (te lo dice otro al que últimamente también le cuesta escribir).

Mal rollo lo de tu tía, estas cosas son muy jodidas y creo que es una de las cosas que más miedo me dan en la vida. Estar con la familia, con tu madre, es lo que toca, en los malos momentos la familia debe permanecer unida, es lo que siempre decimos y hacemos en mi casa.

Yo creo que uno de los placeres de esta vida, sino el mayor de todos, es disfrutar de uno mismo (por favor ruego no se descontextualice esta frase, se me entiende). Disfruta ahora de tu faceta extrovertida, di que sí, creo que por fin estás sacando al verdadero Joe. Y creeme, estoy seguro de que lo mejor está por llegar.

Cuidateme mucho, un fuerte abrazote!!

8:58 a. m., noviembre 06, 2007  
Anonymous Anónimo said...

hola!!no sabes lo q me alegro de que empieces a ser tu mismo y a disfrutar de ello.es lo mejor que hay!

siento lo de tu tia,es un muy mal trago.admiro a esa gente,me parece una de las cosas mas dificiles de esta vida sino la que mas,saber cual es tu destino y aun asi luchar contra el con la cabeza bien alta.

jo como me alegro de saber de ti.espero q "to be continued" jeje.

un besisimo

12:57 p. m., noviembre 08, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Me ha alegrado saber que sigues x estos mundos de internet! y más aun viendo los cambios que has ido teniendo desde los principios de este blog :-)

Siento mucho lo de tu tía, es un duro golpe y aunq hace que te prepares para lo que ha de venir, debe ser terrible vivir con algo como eso, al menos me alegro que fisicamente esté bien.

El contexto del aburridos lo entendí a la primera, pero aunq soy manchega, yo no lo utilizo en ese sentido, o eso creo... lo mismo lo hago y ni me doy cuenta :-P

Un beso enorme! :*

12:01 p. m., noviembre 12, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Que post tan amargo, y sin embargo te deja con una sensación esperanzadora. Se que un día me despertare y seré vieja, me mirare al espejo y veré en mi rostro los surcos que el tiempo ha ido marcando en mi. Solo espero poder recordar algo bonito. A veces sigues adelante sin un propósito, simplemente por que sabes que si te paras la vida no te va a esperar. No me importaría morir joven, solo espero hacerlo satisfecha. Un saludo.

9:32 a. m., noviembre 20, 2007  

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