<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar.g?targetBlogID\x3d11363529\x26blogName\x3dEl+Weenie\x26publishMode\x3dPUBLISH_MODE_BLOGSPOT\x26navbarType\x3dBLUE\x26layoutType\x3dCLASSIC\x26searchRoot\x3dhttps://weenie77.blogspot.com/search\x26blogLocale\x3des_ES\x26v\x3d2\x26homepageUrl\x3dhttp://weenie77.blogspot.com/\x26vt\x3d-8639029271648590326', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>
en isoHunt

09 abril 2007

Terapia de choque, round 2

Ya me pasó cuando empecé con mi propio cambio radical a pequeña escala. Tras perder peso y empezar a cuidarme, al día siguiente de haber salido de fiesta (algo muy poco habitual en mí) con Taku o Sandra, muchas veces me sobrevenía la tristeza post-party. Ayer, sin llegar a ser igual, era algo bastante relacionado. Era más bien algo parecido a un ataque de melancolía, que hace mucho no me visitaba, y que se estacionó con fuerza en mi estómago en forma de nudo.

Vaya por delante que la vuelta al curro me ha venido estupendamente. Para alejarme un poco de todo, tomar perspectiva y relativizar todo lo que me ha pasado con Primilla, que falta me hacía. Saludar a mil y una personas, relacionarme de nuevo con mucha gente que me recordaba con cariño, recibir sus halagos por mi reciente pérdida de peso y lo bien que me ven y, sobre todo, ponerles al día y contando yo mismo mi propia tragedia quitándole hierro al asunto, me ha venido de perlas. Incluso echarle ya el ojo a alguna chica y, aunque en broma, hablar de intentar ligar con ella, han servido para verme a mí mismo en la situación, y no puedo decir que no me haya gustado la idea. Aunque no he cambiado tanto y sigo siendo el mismo pasmarote de siempre que mucha conjunción de planetas y otras circunstancias místicas tienen que darse para que, efectivamente, pase de imaginarse cosas a hacerlas.

Y aunque las ocho horas del turno se hagan a veces muy pesadas y tenga tiempo de sobra para divagar y perderme en mis propios pensamientos, ni éstos han sido tan a menudo sobre Primilla, ni cuando lo han sido me han afectado negativamente. Así que ha sido todo un logro.

Pero a pesar de lo que yo deseaba (estoy currando no sólo por lo antes mencionado, sino también por la pasta), estoy de vacaciones desde Jueves Santo, más o menos la misma fecha en que comenzó el encierro voluntario de Benjamina y Primilla en el chalet de ésta, a cinco minutos de mi casa. Y Benjamina, que sé que se acuerda y se preocupa por mí, ya me llamó el fin de semana pasado para, si estaba en el pueblo, que les subiera al chalet una barra de pan y alguna otra cosa, por no bajar ellas a comprar. Que en principio dudé si me llamó porque se acordó de mí o por pura vagancia de las dos, aunque en el fondo es lo de menos.

Aquel día al final se me hizo tarde y cuando llegué al pueblo ya les había llevado lo que necesitaban el último ligue de Benjamina. Y me supo mal, porque pese a los nervios me hacía ilusión hacerles ese favor, y volver a ver a Primilla. De todas formas las vacaciones son largas para dos estudiantes encerradas una semana sin salir, así que las oportunidades se repetirían, como así ha sido. Pero esto tiene poco que ver, o tal vez no, con mi estado de ayer. Sería engañarme a mí mismo no darle importancia al día del sábado.

Resulta que la visita a Valencia de una bloguera que en un principio iba a ser para animarme, al final tuvo un doble motivo: animarnos mutuamente. Ciertamente fueron muchas horas juntos, pero se me pasó el día (y parte de la noche) en un suspiro, señal de que la compañía era más que agradable. Parece que estoy volviendo al hábito de quedar en persona con gente que conozco por internet, y ya son dos las que han puesto cara a la persona también conocida como Weenie.

Como digo, el día fue estupendo, y creo que nos vino bien a los dos, pero aunque por mi parte no hubo nervios en ningún momento, sí que había miedo. Miedo a sentir algo por una persona que puede merecer la pena con creces. Miedo a que la otra persona lo sienta por mí, que ahora no lo merezco. Miedo a una habitación individual de hotel con dos camas. Miedo a todas esas cosas, juntas o por separado, en un momento como el que atravieso ahora en el que ni tengo las cosas claras ni quiero pasar por eso por un motivo incorrecto. He aprendido, por las malas, que cuando hay sentimientos en juego es más fácil hacer daño a la gente de lo que parece, incluso a veces inevitable, y hay que ir con pies de plomo.

Y yo no tengo nada claro en este momento, como me di cuenta ayer. Nada más levantarme hablé con Benjamina. Estaba convencida de que el día anterior había pasado algo entre mi visitante y yo (ya me encargué, con la complicidad de ella, de hacérselo creer a la pobre), y le faltó tiempo para preguntar si mi ego ya había subido. Mi ego desde luego, no así mi masculinidad, que es por lo que en realidad preguntaba (ella piensa que un revolcón sería lo mejor para animarme), pues no la puse a prueba, por lo que ésta seguirá herida de gravedad hasta que algo (no sé el qué) lo remedie. Y sinceramente creo que mi corazón resultará más fácil de curar.

Le pregunté por Primilla, y por un doloroso momento volví a echarla de menos con fuerza. Volvió a insistir en que fuera a comer con ellas, pero me resisto a ir al chalet, del que una huida con la cabeza gacha y el rabo entre las piernas me resultaría muy difícil, en caso de producirse. De nuevo, tras un intenso día y con muchas otras cosas sobre las que reflexionar, no podía quitarme a Primilla de la cabeza, lo que interpreté como un signo de que, efectivamente, tengo que andar con mucho cuidado.

Por la tarde, divagando sobre los acontecimientos recientes, volvió a llamarme Benjamina para que me fuera a cenar con ellas al pueblo. Efectivamente, tenía ganas de ver a Primilla, como tengo también muchas ya de tener con ella esa conversación pendiente, así que, convencido como estaba (gracias, bloguera anónima, por tu inestimable ayuda en esto) de que no me iba a derrumbar al verla, dejé de poner excusas, como cuando me habían pedido que les llevara comida o algún DVD al chalet y "de paso" me quedara con ellas a comer o cenar, y le dije que sí, que iría. Pero no debí sonar muy convincente, porque media hora más tarde recibí otra llamada. En esta ocasión, y por vez primera en más de dos meses, era Primilla quien me hablaba.

No me sorprendió más de lo esperado escuchar su voz al otro lado del teléfono ni me afectó negativamente, pero me fue imposible alegrar el tono con respecto a la llamada anterior. Me habían notado las dos un poco decaído, por decirlo así, y llamaba para cerciorarse de que no me habían puesto en ningún compromiso y para decirme que no fuera si no me apetecía. Excusé mi abatimiento con la falta de sueño, le agradecí la llamada y le admití mis dudas, pero finalmente fui. Y parece que yo no era el único que estaba como el tiempo, gris, lluvioso y con escasos momentos de sol, porque Primilla tampoco se encontraba en su mejor momento.

La sorpresa de la noche fue que se presentó por sorpresa el ligue de Benjamina para cenar con nosotros, y más aún, vino acompañado de otro amigo que también había estado más de una vez en el chalet con ellas. Me costó darme cuenta, pero al final supe sumar dos más dos, y aunque no hubo flirteo ni nada parecido aparte del más que evidente y nada disimulado entre Benjamina y su ligue (o eso quiero creer para protegerme, ya no me fío de lo que ven mis ojos), empiezo a comprender la manera de pensar de los hombres y a saber cómo funciona esto. Así que cenamos, ellos se subieron al chalet, y yo me fui a casa.

Al menos tuve varios momentos de total normalidad con Primilla, incluidas un par de conversaciones a solas en mi coche (al que no había vuelto a subirse desde hace dos meses), y alguna broma con complicidad y sonrisas compartidas. También hubo, por supuesto, muchos momentos incómodos para mí (imaginando dobles parejas donde no las había), e incluso amargos, como cuando las chicas contaron un momento de bajón al ir por un centro comercial invadido de parejitas felices y hablar Primilla con desengaño de las relaciones, como queriendo bajarles de la nube ("si yo no soy feliz, que nadie lo sea").

No salió el tema entre ella y yo, pero no quiero que se pierda en el olvido, y estoy decidido a provocar esa conversación cuanto antes, a ser posible esta semana. Ya he iniciado los trámites, por así decirlo, y hasta los mensajes que hemos intercambiado esta tarde parecían reflejar absoluta normalidad y relativo buen humor por ambas partes.

Eso sí, sólo de pensar que se acerca el momento vuelven a atenazarme los nervios, porque por mucho que haya pensado en ello y por muchas veces que me haya imaginado esa conversación, todavía no sé qué voy a decirle y, peor aún, me aterra lo que pueda decirme ella. Supongo que al final iré con un par de ideas claras y el resto lo dejaré a la improvisación. Y a enfrentarme de cara con mis miedos se ha dicho, que ya toca.

Etiquetas: ,

Anonymous Anónimo said...

Aunq lleves una idea de esa conversación pendiente con primilla, al final siempre se improvisa, nada de lo planeado se cumple asiq... mejor no prepararse un discurso :-P espero que la conversación te sirva de ayuda, y veo que vas saliendo poco a poco.

Un beso :*

11:41 a. m., abril 10, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Me alegro de que poco a poco vayas volviendo en ti, en cuanto a esa conversación pendiente... no puedo decir nada mejor que lo que te ha dicho Valery, no vale la pena prepararse ningun discurso...

Lo que sí vale la pena es saber cómo te sientes y cómo te has sentido y las razones, no importa como te expreses mientras sepas de qué estas hablando, de tus sentimientos.

Un abrazote y feliz vuelta al curro, fenomen

2:23 p. m., abril 11, 2007  
Blogger MeTis said...

yo hay algo que no comprendo...
1. no entiendo a la benjamina ésta. A mi me da que mete mas cizaña que otra cosa, sabiendo lo que aun sientes por primilla e insistiendo tanto en que la veas.. me parece todo un poco raro, la verdad, a mi me suena un poco a envidia y rabichoneria.
2. a estas alturas es necesario ya una conversacion? Porque insistir en el tema, en la situacion, en los sentimientos? paso, se acabo y punto, hay que saber cuando una puerta se cierra y seguir al otro lado, porque insistir en saber porque se cerro, quien la cerro y porque? se cerro y punto. ya esta. lo demas no importa, es pasado.

vamos, eso creo yo. Y el dia que sigas viviendo sin mirar atras ya veras como es todo mas facil.

sinceramente, creo que deberias alejarte de ellas por unos meses.

besos

4:00 p. m., abril 14, 2007  
Blogger MeTis said...

como andas de animo joe?? prueba superada o estas en ello todavia? espero que tu silencio se deba por tu bien.

besos

10:46 p. m., mayo 08, 2007  
Blogger Dammy said...

Mmm, no voy a comentar nada del post, más que nada porque me siento desactualizado hablando de ello, jejeje, en fin, que a lo que iba, quería preguntarte por eso que se celebra a finales de Julio en Valencia, ¿se necesita algún tipo de acreditación para poder introducirse en ese mundo friki? :-P

Un blogsaludo.

1:32 p. m., mayo 27, 2007  

Publicar un comentario

<< Home