Algo parecido a bailar

Tres días después, aún sonreía cada vez que miraba mi regalo. O al recordar la noche del viernes. Como un niño pequeño, me ilusiono fácilmente. Demasiado fácil, diría yo. En resumidas cuentas, el día de mi cumpleaños me lo pasé genial: bebí poco, bailé mucho, y hubo mucho contacto físico. Y ahora las explicaciones.

Primero. Por culpa de lo mío no bebí una gota de alcohol en toda la noche. Y aunque a algunos les parezca imposible (por las miradas en la discoteca advertí que incluso me admiraban) estuve toda la noche a base de agua. Sí, ese líquido de naturaleza no etílica. Sí, donde follan los peces, como diría un amigo. Y la ausencia de alcohol me mantuvo la mente totalmente serena, la memoria 100% activa, y los pies completamente coordinados, en la medida en que eso es posible, mientras bailaba toda la noche (si se puede llamar así a lo que hago cuando salgo) con varias chicas, en plural. Aquí viene la novedad, y el punto segundo.

Segundo: "bailar" con Sandra no me supone demasiado esfuerzo. Ya tengo la suficiente confianza como para no tener que pensármelo para cogerle de la mano, o incluso de la cintura. Lo que me sorprendió gratamente fue bailar, o intentarlo dentro de mis modestas posibilidades, con Vanesa, una amiga de Sandra. Y para merecer una mención en mi relato, obviamente fue algo más que un simple acercamiento.

Punto tres. Ahora es cuando todo el que lea esto se preguntará: ¿arrimaste la cebolleta? ¿Tocaste pelo? ¿Sobaste la magdalena? Y la realidad es que no pasó nada de nada. ¡Pervertidos! ¿Y entonces? ¿Aliteración? ¿Prosopopeya? Tiene que haber una figura literaria para cuando un escritor se inventa algo por el bien de la intriga, ¿no? Pero yo tampoco soy escritor, así que tampoco tengo excusa.

Lo importante del caso, centrémonos, es que bailé con una chica que apenas conozco. Cara a cara, de lao, nos agarramos por la cintura, nos agachamos, me puso las tetas en la cara... En fin, que no, que esto último tampoco, pero que estaban bien a la vista y a pesar de todo eso y muchas otras cosas que no cuento y otras tantas que tampoco me invento... mantuve la calma en todo momento y el riego sanguíneo en su sitio. Es decir, que ni me puse nervioso, ni tenso, ni nada de nada. Sólo diversión pura e inocente. Olé.

Eso no quita que no me sintiera torpe, y mucho, en determinado momento bailando con esta chica, o que me diera realmente envidia cuando otro chico se agarró a Sandra y se marcaron un bailecito de esos que suben la temperatura ambiente y corporal tanto del local como de los allí presentes. Pero para llegar a ello disto años luz, y dudo incluso que llegue algún día.

De entrada el viernes pasado tuve mi momento de gloria al lado de dos chicas estupendas, bailando a la par con ambas y disfrutando del ambiente sin más. ¿Que me gustaría que se repitiera y no haya sido todo solamente porque era mi cumpleaños? Por supuesto. Pero eso no depende sólo de mí. Además, ya estamos como siempre. Hoy es viernes y ya estoy otra vez apalancao sin ganas de nada. Habrá que hacer un esfuerzo.

Vamos p'allá...