Ahora medio calvo, de joven medio punkie

Estos días me siento mayor, que es normal por estas fechas, pero es que ayer me descargué (perdóneme por no hacer nada ilegal, señor Bautista) unos discos que llevaba mucho tiempo intentando conseguir, desde que perdí los cassettes (sí, eso que había antes de los cd's y después de los vinilos) de cuando yo era joven. Y no me puedo creer que esas canciones tengan ya más de veinte años. Hasta 24 años en algunos casos.

O sea, que hace casi veinte años yo escuchaba esta música. Y aunque hoy me siga gustando, muchísimo a su manera, al oírla no puedo evitar no ya mirar al pasado, sino al presente pero con perspectiva. Y no es la mejor época para mirarme el ombligo, aunque tampoco sea la peor.

El jueves, por ejemplo, tras una mañana muy agradable en la feria del libro con la mejor de las compañías, no pude evitar mirar al pasado, y encontré los ya suficientemente comentados tests psicopedagógicos. No fue una buena idea.

El viernes salí con esa misma compañía, y alguna más, y por suerte ya había quedado con ellos el jueves, porque a la hora de salir no me apetecía nada en absoluto. Pero por una de esas putas casualidades, la cosa mejoró nada más salir de casa, y me lo acabé pasando bastante bien.

Moraleja: aunque no me apetezca, si salgo de casa tengo muchas más probabilidades de pasarlo bien que si no lo hago. O al menos de hacer algo diferente. Así que ya puedo ir pensando algo que hacer el fin de semana que viene. Y no solo porque tenga una excusa para hacerlo, sino porque me apetece.

Actualmente escucho: Menos mal que nos queda Portugal (Siniestro total)