V de vorrachos

Hace tiempo que me quedó claro que los pocos amigos que tengo no van a venir a buscarme a casa, así que ya va siendo hora de tomar la iniciativa, una de mis grandes asignaturas pendientes.

El sábado me apetecía salir y no tenía planes, así que le mandé un mensaje a Taku. Él no respondió y yo no insistí, así que acabé apoltronado y sin salir de casa no sólo el sábado, sino todo el fin de semana. No era lo que yo deseaba, pero al menos he descubierto algunos blogs que merece la pena seguir.

Pero ya llovía sobre mojado, porque estuve a punto de irme cuatro días a esquiar con Taku y sus amigos y me rajé a última hora, y como no había vuelto a hablar con él desde entonces, su silencio el sábado me dio a entender que estaba cuanto menos un poco mosqueado conmigo. Y aunque no fuera por eso, no me sentó muy bien que no me respondiera ni para decirme que no iba a salir, si es que era eso lo que pasaba, así que yo también tenía la mosca detrás de la oreja.

Ir al dentista el lunes tampoco cuenta como salir, así que hoy el agobio ya estaba llegando a mayores. Lo más fácil era coger el coche y perderme en Valencia, de compras o simplemente mirando escaparates con la visa bien quietecita, pero ya tuve mi ración doble la semana pasada. Además, entre las guapas (y simpáticas) dependientas y la uniformada (y joven) enfermera de la clínica dental... puedo tener quieta la visa durante todo el año, pero la vista es más difícil de controlar ahora en primavera. Así que ya que tengo que fijarme en algo... me voy al cine.

Iba a irme solo, pero a última hora pensé en avisar a Taku. No es que me apeteciera especialmente ir acompañado, pero tampoco estaba enfadado con él, aunque esta vez el mensaje era distinto: no pensaba esperar respuesta suya para irme o no al cine, sino que me iría de todas formas. De hecho yo ya había salido de casa cuando me ha respondido.

El caso es que al final he pasado una tarde muy agradable con él. No se molestó porque yo no me vaya a la nieve con sus amigos, o al menos no me ha dicho nada al respecto, y me explicó lo del sábado. Sí que salió, y mucho, y se lo pasó de puta madre y hasta consiguió el teléfono de una chica. Y yo amargado en el sofá toda la noche. Reconozco que no me ha hecho mucha gracia, pero quiero creerme su excusa o su motivo, y no pensar que dejó de llamarme porque no quería que saliese con él ese día. Cierto es que preferiría que tuviera confianza para decirme esas cosas, pero no gano nada con mosquearme, si es que fue ese el caso.

La película me ha gustado bastante, hubiera pagado por ver la cara que se nos ha debido quedar a los dos al ver el modelito de la protagonista en una escena que ninguno nos esperábamos. Incluso juraría que he oido caer al unísono nuestras mandíbulas. Posiblemente sea la escena que más recuerde en el futuro, pero la chica no es lo único que merece la pena ver. Y después Taku y yo nos hemos tomado una cervecita, claro, que lo del cine es sólo una excusa.

La moraleja de la historia es que aunque el agobio me lo hubiera quitado igual yéndome solo al cine, en pareja las cosas siempre son más divertidas. O que si quieres peces, mójate el culo. O lo que sea. El caso es que ya he llamado a Sandra para quedar con ella mañana. Si Mahoma no va a la montaña...