Qué sería de la vida sin humor

O la frase tan recurrente para mí: "si no fuera por estos momentos...".

No sé por qué, pero me sorprendo a menudo, últimamente, con mi cara de ir por Valencia. En una ciudad grande, donde en cada parada de autobús hay algún chalado que te da conversación sin conocerte de nada y en cada estación de metro te encuentras un mendigo... Bueno, los mendigos son tema aparte. El caso es que yo cuando ando por la calle pongo cara de dar miedo, como para alejar a indeseables de mi lado. Y no es que lo haga adrede, es que he superado la depresión adolescente típica de los 16 años pero mi cara sigue siendo la de entonces. Yo intento arreglarlo diciendo que soy una persona seria, cuando la realidad es que a menudo soy el cachondo del grupo. Claro que esto no tiene mérito porque mis amigos son unos soseras. Bueno, esto tampoco es cierto, pero me lo ponen fácil.

Al grano, que me disperso: que llevo unos días (¿semanas? ¿meses?) con un estado permanente de bajón, o plof, sin saber por qué. Será la angustia de no saber cuál será mi futuro laboral, ahora que recientemente me incorporo a él. Lo que sea. Pero luego tengo mis momentos y me río que da gusto. Sí señor. Intento transmitir esas perlas de humor que inundan la red a mi página y no lo consigo como quisiera, así que hago lo que de momento sí sé hacer: hablar de ellas y poner enlaces.

Recomiendo encarecidamente el horroróscopo, como diría Carol B. Si fuera así en todas las revistas, lo leería más (huelga decir que el científico que hay en mí, cual agente Scully escéptica y contraria a las ideas de Mulder, reniega de todas las tonterías del horóscopo que no hacen más que jugar con la ilusión de la gente).

Y pese a lo que piensen algunos que me conocen del curro, y aunque haya sido yo mismo el que les pasó el enlace, esta no es mi página web. Diosssss, que risa con la nueva versión de esa página. Si la animación del tío bailando no tuviera música (y si supiera hacerlo) la pondría permanentemente en mi blog.

Bueno, me lo pensaría.