Es mejor viajar lleno de esperanza que llegar

Se me pone la piel de gallina leyendo mi último descubrimiento. Y lo he leido entero esta tarde. Como un buen libro, o una buena película: no puedes dejarlo para después. No sé qué tiene, pero me pone los pelos de punta. Como las citas al final de cada post, de donde he sacado el título para este mío.

El tercero de hoy. ¿Se nota que llevo toda la tarde al ordenador? Bueno, toda no, he dado un buen paseo con Bestia Indomable. Hemos coincidido con un vecino y su perro, así que los animales han disfrutado de lo lindo. Y yo viéndolos. Como un padre orgulloso de su pequeño.

También me estremezco con la música que he elegido para leer ese blog. Tengo la costumbre de leer las letras de las canciones. Recomendable al cien por cien.

Supongo que me siento identificado con muchas cosas de ese blog. Desgraciadamente yo no tengo la facilidad de H. Solo para coger el teléfono y llamar a I., mi Helena particular. Siempre he tenido un algo con el teléfono. Es el archienemigo del tímido que hay en mí. Gracias a Dios inventaron el móvil, y los SMS. Mi vida es más fácil ahora.

He mandado un mensaje a S. esta noche, y otro a A., su hermana. A ambas las conocí en la fábrica, y como acabé el contrato el jueves, tenía la excusa perfecta para decirles algo. No es que quiera nada especial de ellas, sólo lucho por no perder su amistad. Aunque a S. le diga que ella es mi amor platónico, ella sabe que bromeo (aunque podría ser cierto, en otras circunstancias), y conoce la existencia de I. y la historia que hay detrás. Y pese a que A. sea el tipo de chica que todos los de la fábrica miraban al pasar a pesar de las horribles batas blancas que nos hacían a todos iguales, ella sabe que "no me pone" su cuerpo, lo cual es cierto casi siempre. En cambio, me emociona su forma de ser conmigo, muy cariñosa. Nunca olvidaré el abrazo que me dio el día que nos despedimos todos en la fábrica. Ni la carrera que se pegó por el parking para alcanzarme y poder dármelo. No me gustan las despedidas, pero ese día no me dejó que me saliera con la mía. Por suerte.

S. y A. tienen novio, y la vida planeada. Por eso me siento a gusto en su compañía, puedo hablar de cualquier cosa con ellas sin miedo a meter la pata y perder la posibilidad de que quieran salir conmigo. Sobre todo con A., hablaba de cualquier cosa, hasta el punto de que se escandalizaba cuando me preguntaba cualquier cosa privada y yo le respondía sin dudarlo.

- Bueno, y si no querías saberlo ¿para qué preguntas?
- ¡Porque no pensaba que me lo contarías!

A. dice que cuando vuelva a Valencia quedaremos un día para que hablemos y "le cuente". Tenemos una conversación pendiente para contarle algo, pero sólo podré hacerlo cuando ese algo haya ocurrido. Y aunque fue la primera (y no la única) en afirmar que no me creía al decir que aún no había pasado, al final se le iluminaba la cara al decirle que cuando pase, será la primera en saberlo. Y ojalá lo sepa pronto.

Aunque a lo mejor cuando llegue el momento no es para tanto. De momento soy feliz viajando lleno de esperanza. Aunque si es hacia I., sé que nunca llegaré.