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03 enero 2007

Comienza el partido, al fin

Poco a poco, y hace ya mucho que estoy convencido de ello, la vida nos va desmontando a su antojo, y nos despoja de ideas e ideales.

Yo nunca he sido un idealista en el sentido de creer en una concepción del mundo o una idea política. Lo más parecido a un ideal que he tenido ha sido (y lo sigue siendo en la medida en que me queda algo de él) en el amor. Muchas veces me he autodefinido como un romántico sin remedio, y poco a poco, a lo largo de los años y las experiencias que con ellos vienen, he empezado a utilizar la palabra gilipollas como un sinónimo más entendible para quien me escuche hablar así de mí mismo. De hecho lo de empedernido, que alguien utilizó en mi adolescencia para definirme con tanto acierto, con la edad va cobrando mucho más sentido, si nos remontamos al origen de la palabra y utilizamos su segunda acepción.

Quién no ha soñado alguna vez con su príncipe azul, o perder la virginidad en un acto bello y lleno de amor, o un primer beso mágico, de película, de los que se recuerdan toda la vida. Pamplinas. Como digo, hace tiempo que dejé de creer en estas cosas, o más concretamente en que estas cosas me pasarían a mí. La vida es mucho más gris que como la pintamos en nuestro recuerdo, o en nuestra imaginación si se trata del futuro.


Por primera vez en mucho tiempo, algo así como siete años, esta nochevieja va a ser difícil de olvidar, por muchos motivos. Antes de salir cenamos en casa de la madre de Primilla. En un principio no pensaba cenar con ellos, pero a Primilla no le costó demasiado convencerme. Allí también estuvieron su madre y su hermana pequeña, así que fue una mezcla entre cena de familia y cena entre amigos. Y yo, que cada vez voy perdiendo más la vergüenza, me lo pasé francamente bien, desde los preparativos de la mesa, a cargo de los chicos mientras ellas se terminaban de acicalar, hasta la cena en sí.

Las chicas se encargaron de situarnos en la mesa, donde me tocó, oh sorpresa, entre Primilla y Benjamina. La ocasión merecía muchos brindis, y el lambrusco hizo su efecto, así que las bromas, subidas de tono hasta donde lo permitía la edad de la hermana pequeña, y de las que participaba la madre hasta casi sacarme los colores, iban una detrás de otra. Ahora me resulta un poco infantil, pero lo de pelarle las gambas a Primilla, que estaba ocupada con las de su hermana, dio bastante de sí. Y creo recordar que fue la madre quien empezó. Mujer encantadora, por cierto, que además conoce mis intenciones con su hija, y según me dijo ella me echó algunas flores tras conocerme. Una vez más, pensé, caigo más en gracia a las madres, que si pudieran elegirían al bueno para sus hijas, que a éstas últimas, que se acaban yendo con el malo. Triste, pero cierto.

Cuando estábamos acabando de cenar, con la gente ya de pie recogiendo un poco la mesa y repartiendo el postre (y el vino casi por completo repartido en nuestros estómagos), al trío de las Azores (lo de trío de violadoras ya queda un poco lejos, aunque lo de las Azores tampoco me entusiasma) no se les ocurre otra cosa que darme un abrazo conjunto. Yo encantado, por supuesto, pero es que además hubo beso conjunto y tocamientos de trasero (por parte de ellas, claro, yo no había bebido lo suficiente para llegar a tanto). Una vez más constataron, y hablo en plural, que "para la edad que tengo" estoy muy bien, y que mi "culito" (y está mal que yo lo diga pero es cierto) está también muy bien. Luego debo decir que repitieron el abrazo con los otros chicos, D&D, aunque no sé lo que les dijeron ni hasta dónde llegaron los tocamientos, ya que aproveché para recoger lo poco que quedaba en la mesa y llevárselo a la cocina a la madre de Primilla y ofrecerle mi ayuda.

También recuerdo algo más de la cena, menos alegre para mí pero igualmente importante. No sé cómo, alguien dijo que habían quedado en que Benjamina tenía que vigilar a Primilla esa noche. Yo no pregunté nada, pero tomé nota mental. Más tarde, en el Circus donde pasamos la noche, le pregunté a Benjamina si la vigilancia tenía que ver conmigo, y me dijo que no. Pero poco después me reconoció que sí: tenía que vigilarla para que Primilla no se liara ni con su mejor amigo D, ni conmigo. Y eso me hizo pensar, y eso fue malo.

Porque el día antes, volviendo de la San Silvestre, ella me explicó el famoso "no es por ti, es por mí". Que no quiera nada con A (otro pretendiente suyo a quien ni conozco) no me importa ni me deja de importar, pero si Benjamina tenía que vigilarla es porque le apetecía algo tanto con D como conmigo. Y que no quiera liarse conmigo por no hacerle daño a D me parece muy mal, porque si tan amigos son y de tanto tiempo, y además ya le dejó claro que con él no quería nada, D debe comprender y aceptar que Primilla tenga relaciones con otras personas. Pero que tampoco quiera nada con D por no hacerme daño a mí me parece aún peor.

Porque está pensando por mí y adelantando acontecimientos, algo que mucha gente hace conmigo y que me da tremenda rabia. Tengo 29 años, y Primilla ni ha sido la primera que me ha rechazado ni será la última. Por suerte o por desgracia me han hecho daño muchas veces, y nunca he dejado de ser amigo de nadie por eso. Ya no tengo quince años, que te deja tu novia y te quieres morir, que parece que se va a acabar el mundo. Quién más daño me ha hecho fue Anita, y más daño que me hizo ella el día que me dijo que estaba con otro (a Primilla ya se lo conté, que hasta sentí como una puñalada en el estómago, literalmente, y me tuve que tumbar en la cama y rompí a llorar)... Más daño no me va a hacer Primilla. Y pasó un tiempo, y volví a hablar con Anita, y volví a verla y tan amigos. Primilla se está poniendo en el peor de los casos, y el peor de los casos ni siquiera es el que ella se piensa.

Si me hace daño por lo que sea, no será para tanto y además posiblemente ni se entere. Esas cosas estoy acostumbrado a disimularlas o al menos quitarles importancia. Y como mucho al cabo de un tiempo volveremos a ser amigos igual que antes. Puede que sólo sea una teoría mía, y puede que me equivoque, pero pienso que el tiempo y la experiencia te insensibilizan y te inmunizan en cierta manera. Para mí la principal, puede que única diferencia sexo aparte entre el amor y la amistad, es que la amistad es para siempre. Puede haber momentos buenos y momentos malos, pero siempre vuelve. El amor no, cuando el amor se acaba es muy difícil que vuelva, por no decir imposible.

Me gustaría hablar con ella de esto, y que me entienda. ¿Para que se quite barreras y pase lo que tenga que pasar entre nosotros? Pues sí. Que si ella tiene ganas de algo yo tengo muchas más. Pero también porque si algo me molesta de esta situación más que el rechazo, es que alguien a quien empiezo a apreciar muy seriamente no sea totalmente sincera conmigo.

Y en estas cavilaciones estaba yo en el Circus. Me lo estaba pasando bien, bailando muy animado con las tres, Primilla muy animada conmigo, cogiéndome de la corbata y haciendo que tirara el cubata de los nervios, esas cosas típicas, vamos, todo estupendo, cuando me fui a por un cubata con Benjamina, y fue cuando me contó lo de la vigilancia. Y más cosas, porque nos dio tiempo de sobra: al haber barra libre había más gente esperando en la barra que bailando. Estuvimos fácilmente una hora larga para conseguir un trago, pero no perdimos el tiempo.

Benjamina me tiene muchas ganas desde hace mucho, y no es de las que se cortan. Ya di fe en la cena que hicimos de clase, aunque no caí, y esta vez volvió a intentarlo. Y esta vez llegamos a primera base. De la manera más casual, ella estaba animada por el alcohol y yo me dejaba llevar, tal vez por el bajón causado por lo de Primilla. En una especie de discoteca, con una jovencita medio bebida y fumadora. ¿Quién no ha soñado alguna vez con algo así? Aunque nos había hecho a todos la promesa de no fumar esa noche, y más tarde me dijo que era por mí. Al menos algo de romanticismo hay en la historia.

No fue una única vez la que sucumbí a sus encantos, porque estuvimos hablando en un par de ocasiones y yo, bastante más sereno que ella, no me resistí. Eso sí, nunca delante de los demás, porque me daba vergüenza, y no sólo por Primilla. De hecho ella y ObsesiónPasada tenían una apuesta: ambas predijeron lo que acababa de pasar, y tanto yo como Benjamina perdimos. Y sabiendo cómo son las mujeres, y que me perdonen las que me lean, sabía que no iban a tardar en enterarse.

Para cuando volvimos con los demás de nuestra aventura en la barra y de otra posterior fuera del recinto, la música del local ya había cambiado de estilo y la verdad es que no nos gustaba a ninguno. Nos fuimos pronto, sobre las cinco, y empezamos a caminar hacia casa buscando un sitio donde desayunar. Por suerte encontramos uno no muy lejos, y entramos. Cuando salimos un buen rato después, ya se nos habían pasado las ganas de caminar, por lo que fuimos a esperar que pasara el primer bus de la mañana, y Primilla ya me había preguntado un par de veces si me pasaba algo, porque me veía serio.

De camino a la parada se cogió de mi brazo, y algo separados del resto, se lo dije. "Estoy un poco triste, porque creo que no has sido del todo sincera conmigo. Pero no te preocupes, ya hablaremos". No quería hablar más del tema, porque corría serio peligro de deprimirme a lo grande y estropear la noche. Ella me preguntó lo que ya sabía por boca de Benjamina, y se lo confirmé. Y también le confirmé la decisión que había tomado hacía unas horas: si Benjamina quiere, llegaré con ella hasta donde me pida. Eso le sorprendió casi tanto como a mí mismo, pero ya estoy harto de mi condición. Y si además, como me contó Benjamina, es una de las cosas (puede que la más importante) que frena a Primilla conmigo, más motivo aún para hacerlo. Estoy harto de demasiadas cosas, ya va siendo hora de tomar medidas drásticas.

Aún con ella cogida a mi brazo, dejamos de hablar de nuestras cosas. Falta de privacidad, sueño, frío... Primilla tiritaba entera mientras esperábamos en la parada, así que solté su mano de mi brazo y la rodeé con él para darle calor. Empezaba para mí lo mejor de la noche. Su mano derecha en el bolsillo trasero de mi pantalón, su brazo izquierdo encogido sobre mi pecho, echada sobre mí medio dormida y con su cabeza buscando el calor de mi cuello. Aún hoy seguiríamos abrazados si de mí dependiera.

Cómo puede ser que la noche que murió una parte importante de mi romanticismo, no pueda quitarme de la cabeza un abrazo de algo más de una hora que se me pasó en un suspiro. Si esto no es ser gilipollas, que alguien me lo explique.

Desgraciadamente todo lo bueno llega a su fin, y con el amanecer llegó el autobús. Aún tuve ocasión de darle más calor, antes de llegar a su casa. No soy fetichista, pero si incluso tener sus pies entre mis manos me ha dejado un buen recuerdo, es que estoy realmente jodido. En el fondo ella no quiere que eso pase, porque no es capaz de corresponderme y no quiere hacerme daño liándose conmigo y dándome esperanzas. Lo que no sabe es que para lastimarme no necesito la ayuda de nadie.

Y si tengo que elegir, cualquier cosa que venga de ella la aceptaré gustosamente. Ya soy mayorcito para responsabilizarme de mis decisiones. Quiero el dolor eterno, si es el precio de un segundo de gloria a su lado.

Anonymous Anónimo said...

creo que sé cómo te sientes ahora mismo,es una mezcla de mucha alegria pero mucha pena a la vez. es algo agridulce, no quieres que sea asi, pero te encanta. no creo que estés jodido, se pasa mal pero se vive tanto... disfruta de todo lo que hagas con ella al máximo. según dicen el que la sigue la consigue, sinceramente yo la llevo siguiendo dos años...jeje.un bsisimo

10:39 p. m., enero 03, 2007  
Anonymous Anónimo said...

por cierto, te llevo leyendo desde hace un monton (me siento algo identificada contigo...jeje)y es de las pocas veces que te comento. te agregué al msn hace tiempo pero nunca hemos coincidido.sigue asi vale?

10:42 p. m., enero 03, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Al menos en ti veo valentía... algo x lo q habria pagado el sabado pasado... y pagaría ahora tb.

Un besito y piensa en los buenos momentos vividos.

11:52 a. m., enero 04, 2007  
Blogger Srta. Effie said...

Mi querido ( isisisisisismo)Joe:

Con toda la verborrea que me caracteriza (y con algo de origen en lo publicado en 20 minutos)(Juas), no encuentro la forma adecuada de decirte lo que quiero decirte, o mas bien la forma de decirlo con suavidad.
Pero como leo y releo, y veo que te quejas de los paños calientes, pues allá va lo que opina esta dulce ancianiata de los muñones rechupeteados:
Te esta utilizando.No quiere tener nada contigo, pero el ego le impide dejarte volar y es peor que el perro del hortelano que ni orga ni deja orgar.

Pregunta: ¿Porqué lo llaman amor cuando no es mas que sexo? ¿Porqué el efecto Lambrusco es tan extendido?

Bueno, yo ya no fumo (casi un año, yeah!) pero a veces voy a discotecas y siempre tuteo cuando sujeto un cubata o la muleta.
Bien pensado, afortunadamente dejé de fumar; sería un serio problema aguantar la muleta, el cubata y el cigarro al mismo tiempo. Parecería de le cirque du soleil. Ello me obligaría a ir todo el santo día con el tutú de bailarina puesto, y no me favorece demasiado. En fin, ya sabes, la verborrea.

Ocho de esos, y no fallo ni uno.
(Tictactictac)

2:22 p. m., enero 05, 2007  
Anonymous Anónimo said...

Ooooh MY GOD!!!!!
Please take a decision, be brave and talk to her. You've to know how she's and what thinks. You´ll know the true and your mind calm down.

7:54 p. m., enero 07, 2007  

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