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12 noviembre 2006

De lolitas, julietas y otros uniformes

Me confieso. Tengo que hacerlo. Yo... veo porno por internet.

Y me siento un bicho raro por ello. Sé que no es habitual, ni siquiera para un hombre. Serán las dichosas hormonas, o estaré en la edad del pavo, qué sé yo. Siempre he sido tardío para muchas cosas, aunque no faltará quien diga que yo de pequeño tenía un ojo vago y al crecer se me debió extender al resto del cuerpo.

Pero hay veces que descubres que no eres el único. A veces descubres que un amigo tuyo mayor incluso que tú no utiliza internet sólo para hacer trabajos de clase, o bajarle música a su novia. Y es cuando descubres que incluso para las perversiones se puede ser organizado. Me hizo mucha gracia ver que uno de estos amigos tenía clasificados sus "X files" por categorías. Porque claro, no todos los días te apetece comida china. A veces prefieres pasar directamente a la fruta. ¿Y dónde te vas? Obviamente: a un melonar.

Llevo un par de días pensando en esto. Aparte de por lo obvio, resulta que de vez en cuando me cruzo con una vecina mía que ya tardaba en quedar reflejada en este blog. El viernes, sin ir más lejos, la vi en una esquina aquí al lado esperando el autobús para ir a clase, y me fijé en ella más de la cuenta. Vale, yo también voy a clase, pero en mi instituto las chicas no van con uniforme de colegiala (eso me faltaba). Y sí, resulta que mi vecina es joven, muy joven. Demasiado joven para que me provoque mirarla dos veces, pero lo hice. Y me preocupa, y por eso intento justificarme escribiendo sobre ello.

Si yo clasificara mis "expedientes X" habría una categoría predominante, indicativa de mis gustos femeninos, antaño mucho más selectos. Con la edad se van diversificando, y me he ido dando cuenta (cómo mola lo de la sabiduría de la edad, cuando sea viejo debe ser la caña, aunque claro, no podré decir palabras como "mola" o "la caña", quedaría super raro. A lo mejor ni siquiera puedo decir "super") que para qué limitarte a un tipo de mujer, si rubias y morenas, todas están buenas. Si me dan a elegir, con este ejemplo, entre rubias o morenas, elegiré en función de una única chica: la que tenga en ese momento metida entre ceja y ceja.

Pero de joven (de más joven) tenía clarísimas mis preferencias: poco pecho (calidad frente a calidad, siempre), delgaditas (referente: las modelos de antes, no confundir con las de ahora), cara dulce y angelical... Efectivamente, con 18 años no veía más allá del cuerpo de las chicas. Y efectivamente: mi fantasía eran y siguen siendo en cierta medida las tinajeras (del inglés teenagers, para los no espanglis-parlantes). Y de ahí lo del traje de colegiala.

Hace un par de semanas sin ir más lejos y sin saber muy bien por qué, en medio de una de esas conversaciones subiditas de tono que las mujeres casi nunca reconocen tener y que con las de mi clase tengo de vez en cuando como la cosa más natural del mundo, pasé a imaginarme, fíjatetúquétontería, a mi compañera de al lado con coletas y minifalda plisada de cuadros, al más puro estilo Britney Spears en su mejor momento (esto es, antes de operarse). Lo siento, seguro que las chicas de Rebelde o como se llame entran mejor en la imaginación colectiva de la gente, pero juro por dior que no he visto ni un solo fotograma de esa serie.

En fin, que me emociono con mis propios recuerdos y se me va "el santo" al cielo. El caso es que si tengo una fantasía recurrente es la típica de vestir a tu pareja de colegiala e interpretar un rol durante la relación sexual, que es muy diferente a tener esa fantasía cuando ves a una chica excesivamente joven por la calle (y recalco lo de excesivamente, que es el quid de este post). Siempre hay un límite, ético, legal, moral y de todos los tipos habidos y por haber. Hay cosas que directamente van contra natura, y eso lo tengo muy claro.

Pero al ver a mi vecina en su uniforme estuve a punto de cruzar ese límite, hasta que recordé lo joven que es. ¿Qué está pasando? ¿Estoy tan necesitado/salido? ¿Estará cambiando la sociedad? ¿A qué huelen las nubes? Lo que está claro es que los jóvenes empiezan a hacerlo todo mucho antes de lo que lo hacíamos nosotros (cómo me jode usar esta frase, me hace parecer viejo, ni sabiduría ni pollas), tanto empezar a fumar, como emborracharse los fines de semana, como disfrutar (o lo que sea) del sexo en pareja. Dios, qué mal lo voy a pasar como algún día tenga una hija. Pienso capar al primer pipiolo que le ponga la mano encima que la mire.

Por otra parte fantasear es sano, incluso dentro de una relación estable de pareja, y yo al menos pienso seguir haciéndolo (no le quedaban mal las coletas imaginarias a mi compi, a ver si se lo propongo algún día). Tengo un amigo (deverdadeverdadeverdad que no soy yo) que se imagina a todas las mujeres que conoce haciendo una felación. Yo no llego ni mucho menos a ese punto.

Pero de vuelta al quid, mi reflexión no para aquí. Porque quién no ha visto alguna vez la palabra lolita en internet. Se ha extendido hasta tal punto su uso como sinónimo de la "categoría" a la que llevo refiriéndome desde hace más de una hora que no muchos se acordarán de dónde viene esa asociación. La palabra se ha convertido en algo sucio, y el recuerdo que guardo del genial libro de Nabokov que algún día tendré que releer no es en absoluto sucio. Porque sí, queridos pipiolos, Lolita es un libro (para aquellos pipiolos muy pipiolos a quien esta afirmación deje con la boca abierta de asombro, les recordaré que "El señor de los anillos", por ejemplo, también lo es). Y no un libro cualquiera, Lolita, sino una obra maestra de la literatura del siglo veinte, me atrevería a decir. Y no escribo siglo XX porque tal y como vienen las nuevas generaciones de preparadas (bendita ESO) más de uno pensará que sigo hablando de "doble porno" o algo así.

El caso es que Lolita me impresionó profundamente cuando lo leí. Tal vez me esperaba un simple relato erótico y me encontré mucho más que eso, no lo sé. Ya ni lo recuerdo. Lo que sí recuerdo es que la nínfula protagonista del libro, la primera y original Lolita, tenía doce años. Tal vez por eso tuvo la polémica que tuvo hace seis décadas, dirán algunos. Tal vez. Pero hace más de cuatro siglos se escribió otra obra maestra de la literatura. Esta también tiene múltiples versiones cinematográficas, pero por mucho que me gusten Claire Danes y Leonardo DiCaprio no he visto la que ellos protagonizaron, y sí he leido en cambio la obra original varias veces.

Me refiero por supuesto a Romeo y Julieta. Y estoy seguro que a muchos sorprenderá saber que la protagonista femenina de la mayor historia de amor jamás contada, y tragedia para más inri (como la vida misma), tenía trece años. Al menos el gran Guillermo Sacudida-de-lanza tuvo la delicadeza de apartar toda referencia sexual (o casi toda) de su obra.

Aunque seguro que si la historia estuviera ambientada en la actualidad y los protagonistas no tuvieran tan trágico fin, esperarían al matrimonio para dar rienda suelta a todas sus pasiones y no mancillar antes de hora tan bonito amor.

Como hacen todos los niños y niñas de hoy en día.

Actualmente escucho: "Las niñas de La Saye" (Mojinos Escozíos)




Blogger Patri* said...

uys...fetichista....o seguramente no sea ese el termino adecuado...pero esq mi vocabulario es limitado....jijiji...en tocaso:pilliiiiin!

12:37 a. m., noviembre 14, 2006  
Blogger Vir said...

Vale, no viene mucho al caso, pero... tienes q ver Romeo y Julieta de DiCaprio!!!! hombre por favor, que es una de mis pelis favoritas del mundo mundial!!! ♥ jejeje

Sacudida de lanza? JAJAJAJA!!!

Un besi!

12:53 a. m., noviembre 14, 2006  
Anonymous Anónimo said...

Anda que te has rallado un poco eh? jajajajaja y síí los niños de hoy en día vienen pisando fuerte!!! se saltan el juego de los medicos para jugar directamente a como se llega a ser papá y mamá... si esq ves a niñas que mas bien parecen una plantación de champiñones con unas pintas que pa qué... y además te miran x encima del hombro con una chulería!!!! dios como odio eso.. con el respeto que yo tenia a la gente unos años mayor q yo... y ahora se rien de mi a la minima.

Besotesss asaltacunas! jajajajaja

1:05 p. m., noviembre 14, 2006  
Anonymous Anónimo said...

"Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, mi pecado, mi alma".
Cuando leí Lolita, me pareció mas grande la crueldad que ella ejercía sobre el profesor Humbert que toda la pederastía del mundo que él pudiese ejercer.
Con esto no disculpo el comportamiento de él, pero es que ella es tan inteligente, tan brillante y malvada para mi gusto, que no pude evitar, en cierta forma, compadecerme de él.
De todas formas creo que las niñas de hoy en día estan muy lejos de Lolita, que solo quieren ser mayores antes de hora, y que si hacemos memoria, es lo que queriamos todas cuando eramos adolescentes.
Un beso.
(Y gracias)

10:23 a. m., noviembre 15, 2006  
Blogger Dammy said...

El sexo no es malo compañero, pero como todo supongo que hay que tratar que no se nos vaya de las manos... Yo también he tenido mi época de visitar paginas porno en internet (ahora apenas me he metido en el pornotube un par de veces para ver que era eso) y el caso es que cuanto más me metía, cuantas más horas tenías de porno, más se acentuaba mi imaginación en torno a lo sexual, supongo que si esta todo controlado dentro nuestro no hay ningún problema, el problema puede venir si eso mismo lo decidimos extrapolar a los demás y estos no quieren participar de ello...

Un blogsaludo. ;-)

10:45 a. m., noviembre 15, 2006  
Blogger Reich said...

Creo que lo que te pasa es muy común... yo no me preocuparía demasiado.

Eso sí, no creo que el resto lo cuenten tan bien como tú ;)

Besitos

7:25 p. m., noviembre 17, 2006  

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