Érase una vez una hormiga

El lunes leí a una valenciana en el exilio que ese día estaba igual o más jodida que yo. Intenté animarla con lo de Pablo Motos, y cambié mi habitual "saludos" al despedirme por "un abrazo". Sinceramente intenté animarla, pensé que conmigo funcionaría. Qué coincidencia.

Al día siguiente tuve uno de esos momentos al volante, yendo a clase, en que se me saltaron las lágrimas de tanto reírme al escuchar No somos nadie. Y al llegar a mi destino, una compañera se me abalanzó literalmente a los brazos y me abrazó, de tan contenta como estaba, por cuestiones que no vienen al caso. No sé cómo estará Ro, espero que mejor que el lunes. A mí, al menos, la alegría aún me dura.

Un abrazo y el gran Pablo. Y que vuestra sonrisa os acompañe siempre.

"Una sonrisa cuesta menos que la electricidad, y da más luz" - Proverbio escocés.