Una flor, y Manuela

Qué equivocadísimo estaba, y cuánto me alegro de que así sea.

El martes fue la primera cena de clase, y aunque no confiaba mucho en ello, se trasladó todo el buen rollo que reina en las aulas a toda una noche de 12 horas por Valencia. Y jamás me he visto rodeado de tantas mujeres, a cada cuál más guapa, ni jamás me he sentido tan agradablemente acosado tras pasar mi culo por las manos de tres de ellas, ni jamás bailé tan pegado a ya no sé cuántas, ni tampoco jamás me regaló nadie una rosa o me dieron a dúo un lametón en la cara.

Y si tengo que sacar un par de enseñanzas de la noche, serían tal vez que yo de mayor quiero ser como ChicoFisio, y que hoy ya puedo decir con total certeza que si mantengo mi estado de inmaculada candidez es porque yo así lo quise, conscientemente y en una decisión doble cero (libre de alcohol).


El día anterior quedé con BenjaminaDeClase para irme de compras. Al final apareció con MejorAmigaDeObsesión y con otro amigo, y la tarde, que se prolongó hasta la noche, acabó siendo una conversación, cómo no, sobre ObsesiónReciente, a la que al final acabamos yendo a visitar a su curro. Cada vez me llevo mejor con las tres, y especialmente, como queda patente en mis últimos registros, con ésta última. Y lo que aún no he contado. Porque el sábado quedé con las tres para estudiar, y acabamos pasando más tiempo en la cafetería que en la biblioteca, y por la noche volvimos a coincidir nada casualmente en el cine, cuando yo salía y ellas (y dos amigos) entraban, y nos dio tiempo a tomar algo mientras tanto. Y al acabar el último examen el lunes y ante la perspectiva de tres horas sin clase, nos fuimos un grupito a la playa a disfrutar de la maravillosa mañana que hacía. Grupito en el cual, huelga decirlo, estaban ObsesiónReciente y BenjaminaDeClase.

El caso es que las dos llevaban tiempo asegurando que me iban a violar el día de la cena, y al final se unió MejorAmigaDeObsesión a la amenaza. Yo, desde luego, no me tomaba sus palabras en serio, pero tampoco me importaba que ObsesiónReciente, que acaba de dejar a su novio con el que hace meses ya no iban bien las cosas, acabara cumpliendo las suyas. Y lo cierto es que los rumores en clase ya habían llegado al punto de circular una apuesta sobre nosotros dos en la misma noche de la cena. Yo tenía muy claro que dos no riñen si uno no quiere, pero la amenaza me brindaba la oportunidad perfecta para salir de dudas definitivamente. Era cuestión de tirar la caña a ver si ella seguía la broma.

La cena ya empezó muy bien. Cuando llegamos al bar ObsesiónReciente, BenjaminaDeClase y yo, un grupo numeroso ya había quedado previamente para calentar motores a base de cerveza. Sin menospreciar a mis acompañantes (y debo decir que ObsesiónReciente, siendo lo más objetivo que me permiten las circunstancias, estaba que quitaba el hipo), para mi gusto la que estaba más guapa y mejor arreglada para la ocasión, tanto por el pelo y el maquillaje como por la ropa, era Nuria (aquí sobran pseudónimos, no por nada, sino porque ya le puse nombre cuando escribí sobre ella). Que aparte de ser con la que mejor me llevo, como ya he dicho muchas veces, resulta que es la única de todo este nuevo círculo social que conoce mi "secreto".

Ella también iba pasadita con la cerveza antes de la cena, en la que no paró de bromear cada vez que ObsesiónReciente se me acercaba. Fue la primera en comprobar manualmente mi mejor perfil cuando salimos, y la autora de una frase que no me dicen todos los días (la primera y única vez hasta ahora fue hace bien poco, en otra variante con el mismo trasfondo) y que viniendo de una mujer como ella tardaré mucho en olvidar: "si no tuviera novio te follaba yo misma".

Con bromas así, con BenjaminaDeClase a mi lado y la amenaza de violación sobre mi cabeza toda la noche, y tras pasar por mi lado en la mesa (más concretamente sentadas en mi regazo) tanto Nuria como ObsesiónReciente, BenjaminaDeClase y EstudianteDeFísica, mi estado no se puede describir más que con palabras de alegría que ahora mismo no soy capaz de concretar. Incluso el camarero, al ver tal desfile de mimos todos con un mismo objetivo (mi persona) en una mesa de diecisiete con tan solo tres varones, me preguntó que qué les daba, que si usaba el famoso desodorante de publicidad tan engañosa como surrealista. Y acabó, también él, por meterme mano. No sé qué les doy, pero desde luego dudo que el desodorante tenga algo que ver.

Salimos del bar y comenzamos la ronda de pubs. Llegamos a uno poco concurrido y con la música aceptable al gusto de casi todos, y es donde más tiempo estuvimos. Allí por tanto fue donde más bailé, y donde le devolví la pregunta que me hizo ChicoFisio por el camino, sólo que está claro lo que él les daba. Baila muy bien, y me hizo sentir esa envidia que, al menos anoche, fue sana. Igual de sana que ver cómo EscotadaEnNoviembre buscó más durante toda la noche su compañía que la mía.

Bailamos todos con todos, por parejas, en tríos, en grupos y todos a una. Me arrimé a ObsesiónReciente, que ante mis escasas habilidades psicomotrices pasó pronto a bailar únicamente con ChicoFisio. En realidad lo que ella quería era ligarse algún maromo con el que acabar en la cama, actitud comprensible puesto que acaba de dejar al novio y está en esa fase, pero en ese local apenas había nadie aparte de nuestro numeroso grupo.

Me arrimé a BenjaminaDeClase, que intentó enseñarme unos pasos de salsa sin demasiado éxito. Me arrimé y mucho a MejorAmigaDeObsesión, que pese a no estar en la cena por no ser de nuestra clase, se había unido a la fiesta posterior, y fue la que más sopesó mis encantos traseros pese a partir con desventaja en el tiempo. Incluso yo estuve a punto de sopesar los suyos, sin demasiada resistencia por su parte, al intentar deshacer el nudo que los mantenía unidos en tan maravilloso escote. Pero siempre llega un punto en el que mis manos dejan de responder a los deseos y pasan al mandato de la razón, y en este caso no podía ser menos.

Me arrimé a Nuria. Ella no había amenazado con violarme, pero sí había sugerido por iniciativa propia que esa noche me iba a dejar arrimar la cebolleta, literalmente. Y no tuve que hacer nada, ya se encargó ella de ponerme bien a tono. Doy fe que mueve las caderas con maestría, y recibí una buena lección, y tanto roce buscado igual por delante que por detrás, tanto tatuaje en cadera y riñones, tanto metro ochenta de mujer abrazada a mí con sonrisa picarona y sus piernas entre las mías... consiguieron lo que no consiguió mi imaginación con ninguna otra.

Bien es cierto que más adelante, en un rincón de una discoteca, tuve otro momento de tensión con BenjaminaDeClase. Con su mano apoyada en mi casi-espalda se dedicó a besarme el cuello muy suavemente y tomándose todo el tiempo del mundo, y una parte muy concreta de mí quería reaccionar, pero (y he aquí las ventajas de no beber) mi mente no quiso. Primero por ella, porque es muy joven. Ahora recuerdo una frase de mi personaje favorito de ficción, ex aequo con Homer Simpson), en una conversación con Ross. Obviamente me refiero a Joey en Friends:

- Piénsalo así, Ross, cuando tengas 90 años...
- Lo sé, cuando tenga 90 ella tendrá casi 80 y la diferencia no parecerá tanto.
- ¡No! Cuando tengas 90 todavía guardarás el recuerdo de lo que se siente al estar con una veinteañera.

Y en segundo lugar, no hice nada porque mi cabeza estaba en otro sitio, y ese sitio era una amiga suya. Y esa amiga acababa de ligar con un chico pero no lo suficiente como para acabar la noche como ella quería. Y yo estaba más que deseoso de acabar la noche con ella y como ella quisiera, sin pedir más de lo que quisiera darme, pero huelga decir que a estas alturas de la noche ObsesiónReciente no había reaccionado a ninguna de mis indirectas y estaba totalmente centrada en su objetivo de olvidar a su ex en brazos de otro. Pero lo que podría parecer un problema de otra índole, en el fondo no era más que la típica cuestión de prioridades: siempre queremos lo que no podemos conseguir y no nos conformamos con lo que tenemos a nuestro alcance.

La música de la discoteca no era de mi estilo, pero pese a no bailar hacía rato, yo tenía calor y la boca seca. Invité a un cubata a EscotadaEnNoviembre y a ChicoFisio a cambio de un trago de cada uno, pues seguía sin querer beber más de lo indispensable y ellos parecían necesitar aún un empujoncito, pero nada. Se me da igual de mal emparejar a los demás que hacer yo lo propio.

Al poco tiempo nos fuimos todos de allí, cada uno con lo nuestro (ObsesiónReciente sin su ligue y yo con sobrecarga por temperatura, por ejemplo, aunque tal vez no fui el único), camino de la penúltima de la noche. Los tacones ya empezaban a hacer estragos entre las chicas, así que mientras las que podían hacerlo caminaban, yo me ofrecí a coger el coche (por segunda vez esa noche, ya que después de cenar ya llevé a una chica a casa) y llevar a las que no pudieran. Además aproveché para llevar a casa a EstudianteDeFísica, más cercana a mi edad y posiblemente igual de dispuesta que BenjaminaDeClase a perderse conmigo, pero igualmente no era lo que yo quería esa noche. Antes de despedirnos me obsequió, besos aparte, con una rosa que alguien le había regalado a ella previamente.

El nuevo local era el lugar de trabajo de Nuria. Allí, lejos de bailar, nos tomamos todos la última sentados y conversando tranquilamente. Una apostante me explicó su teoría sobre ObsesiónReciente y yo, y nos dio seis meses de plazo antes de que pase algo. La verdad es que sus palabras tenían sentido, pero no pienso que vaya a ganar esa apuesta nunca. Y no porque yo no quiera, como Nuria (la otra apostante) pensaba que sería esa noche.

Más gente se fue despidiendo, y los restantes nos fuimos a desayunar. Casi todos de bajón, yo en cambio sereno, despierto y sin ganas de terminar nada, me ofrecí cuando acabamos a llevar a todos a su casa. Hacía más frío que cuando empezó la aventura, llovía y la que no estaba durmiendo apenas podía caminar. Fui corriendo a por el coche para ahorrarles camino y lluvia en lo posible y me llevé a las primeras, pues no cabíamos todos y tuve que hacer dos turnos.

Cuando volvía a por las restantes féminas y ChicoFisio, éste no había querido esperarse y se había ido en autobús, así que quedamos en mi coche las mismas personas que empezamos: yo, BenjaminaDeClase y ObsesiónReciente. Las dejé en casa de ésta ya de día, donde dormirían juntas, y BenjaminaDeClase aún hizo un último comentario como queriendo cerciorarse de que no quería llevarla a su casa y de que mi decisión era firme.

Y lo era. Al fin y al cabo yo estaba resignado antes incluso de salir de casa, y la noche acabó como en el fondo yo sabía que acabaría: yo solo, en el coche con Manuela. Y una rosa con la que no contaba y que cambió de manos por última vez y recibió mi madre, con un beso, al abrirme la puerta de casa.


Manuela, por cierto, es la lagartija (cuyo nombre tomé de un personaje real de mi vida) que toma el sol en el salpicadero de mi coche desde que me la regalaron hace casi tres años, pero tiene los días contados. Al empezar la noche ObsesiónReciente la vio al subirse al coche y se fijó en ella e hizo un comentario. Suficiente para mí, que decidí al instante aunque no lo dijera regalársela la próxima vez que nos veamos, o cuando encuentre la ocasión para hacerlo. Yo soy así, y es la gran ironía de todo esto. Mientras ella se queja amargamente que lo había dado todo por su ex y él no apreciaba el esfuerzo, yo, que siempre pienso antes en los demás que en mí mismo, no tengo a quien colmar de atenciones como yo quisiera.


Así acabó la noche, y pese a todo no cambiaría nada de lo que pasó. Me he comprometido con MejorAmigaDeObsesión a pasar la nochevieja con el trío de violadoras y sus amigos, ocasión que no celebro desde el 2000 con Jaime e Inés. Ya veremos. También estoy invitado a su chalet el domingo a comer paella con todos y aunque dije que iría, ya estoy pensando en escaquearme. Tengo que pasar de ObsesiónReciente a ObsesiónPasada y verla con ojos de hermano, como ella a mí, y sé que no será cosa de un día. La ventaja es que esta vez llego a tiempo de que la cosa pase a mayores y tampoco me costará demasiado, así que estos días de puente me vendrán muy bien. No quiero recaídas antes de tiempo.

No voy a permitir que algo así me prive de mi dosis de abrazos, a la que empiezo a estar seriamente enganchado.