Me vendo, me alquilo, me regalo

Cuando no era por una chica era por otra, pero recuerdo mi adolescencia como un continuo de depresiones con algún que otro intervalo de felicidad pasajera. Aquellos tiempos felices en que éramos tan desgraciados...

Ahora considero que mis bajones por depresión cardíaca son menos abundantes, pero periódicamente siempre aparecen. Están ahí, es inevitable, mientras mantenga mi condición de soltería forzosa.

En estos momentos atravieso uno de esos bajones románticos, y por muchos que haya tenido nunca sé cómo vienen, ni cuándo se van. Posiblemente el actual se deba a Anita, a quien tanta ilusión tenía por ver en las últimas semanas (quién lo diría, con lo reticente que estaba yo a dejarla venir a verme la última vez) y a quien el destino parece estar empeñado en mantener alejada de mí.

Quería verla por varios motivos. Para empezar, para demostrarme a mí mismo que he cambiado, haciendo algo muy poco típico de mí. Pero también, sobre todo, para borrar de su recuerdo la mala impresión que debí causarle cuando nos vimos en Mayo (con sobrepeso, poco preocupado por mi aspecto, y poco o nada risueño) y para sacarme la espinita que me quedó entonces. Porque a día de hoy sigo preguntándome por qué demonios no me besó cuando quiso hacerlo. Si tengo algún propósito en mi cada vez menos probable viaje, lejos de ser de índole sexual, es cobrarme ese beso. Eso sí, sólo si ella sigue queriendo dármelo.

Pero independientemente de que el detonante de mi situación anímica actual sea este u otro, lo que está claro es que algo tiene que cambiar en mí. Sigo por el buen camino, creo yo, y bien sé por experiencia propia que las personas no cambian de la noche a la mañana, pero en ocasiones como ésta necesito algo más. No es sólo sexo lo que busco, pues ya tengo un sustitutivo a mano (ehh... ¿chocolate? Claro, eso mismo), y no es lo que más echo de menos. Necesito el contacto, el cariño, el tener a alguien a mi lado.


No sé venderme. Pienso que al hablar de mí mismo es mejor hablar de lo malo, y dejar que sean quienes me conocen los que resalten mis virtudes. Llamémosle modestia. Pero de ahí a infravalorarse y tener baja autoestima va un paso, y yo lo he dado muchas veces. La última de ellas mientras escribo esto, por ejemplo.

No pretendo hacer de este blog ni de este post siquiera un anuncio por palabras, aunque probablemente lo último que me quede de aquí a unos años para encontrar pareja sea la sección de clasificados de los periódicos. Tampoco pretendo encontrar el amor por internet, pues la experiencia pasada me ha dado con el módem en las narices, y además dicen que estas cosas no se buscan, se encuentran. Sólo me gustaría que alguien me encontrase.

Hace tiempo descarté por más que poco probable la posibilidad de compartir el resto de mis días con alguien como Inés. Hace tiempo que, ahogado en lágrimas, empecé a bajar el famoso listón que a muchos idiotas como yo nos impide relacionarnos en pareja. Hoy me conformo, tengo que conformarme, quiero conformarme, con alguien como yo. Alguien normal, con sus pocas virtudes y sus muchos defectos. Alguien que por su físico seguramente pase desapercibido en una discoteca. Alguien que la típica persona estúpida como yo descarte a primera vista por no ser su tipo. Aunque quienes me quieren afirmen lo contrario, no creo merecerme mucho más.

Difícilmente alguien que lea este blog tendrá el perfil indicado para responder a este pseudo-anuncio, y más difícilmente aún quien lo tenga querrá conocer a alguien que se quiere tan poco como yo me quiero ahora mismo. Cierto es que no siempre estoy así, y que sólo en momentos malos me apetece realmente escribir y me salen todas estas parrafadas improvisadas. De hecho pocos amigos míos conocen el estado anímico que refleja este escrito, bien porque no exteriorizo lo mal que me siento, bien porque no me siento tan mal como quiero hacer creer.

Pero más cierto aún es que tampoco espero que este (a mi manera) grito al cielo en forma de desahogo tenga respuesta, así que no me importa. Cuando era un asiduo de los chats conocí a algunas chicas en persona, aunque no buscaba empezar una relación así, pero tampoco es eso lo que quiero ahora mismo. Aunque no es que descarte acudir a alguna quedada bloguera en el caso de producirse alguna por aquí cerca, más bien todo lo contrario. Pero nunca buscando un ligue a las primeras de cambio.

Diferente sería si alguien quisiera conocerme en persona. Nunca está de más ampliar mi círculo social. Porque nunca se sabe dónde puede aparecer el amor, igual al girar la esquina que tras un link en una página web. Bueno, el amor o lo que sea. Me conformo con poco. Prometo intentarlo.