Envidia, maldita compañera
Todos tenemos nuestro talón de Aquiles. Nuestra prueba sin superar. Nuestro recuerdo (doloroso) imborrable. Nuestro pecado capital favorito. Nuestro fantasma en el pasado. O eso creo yo.
Uno de mis peores fantasmas, o al menos el que me acechó en la peor época de mi vida, ha vuelto a visitarme estos días. Y me ha cogido totalmente por sorpresa.
Después de una maravillosa noche de sábado, estuve todo el domingo de bajón. Lo achaqué a la resaca, a las revelaciones que se produjeron esa noche... Incluso a la falta de sueño. Pero uno no llora por haber dormido poco.
Lo peor fue que el lunes siguiente en el trabajo se desató algo en mi interior. Puede que lo viniera incubando desde el sábado, o puede que fuera desde la semana anterior. O puede que hace años, cuando pasé por lo mismo y creí haberlo superado, no fuera así. Recuerdo haber hablado de eso, así que no me extenderé demasiado.
Cuando Inés y mi primo todavía eran pareja, yo iba con ellos a todas partes. Empecé a sentir envidia sana de su relación, ya que era lo que yo deseaba desde siempre (y a día de hoy aún no he conseguido). Al final acabé pasándolo tan mal cuando estaba con los dos que decidí cortar por lo sano y no ir con ellos a ninguna parte. Me ponía literalmente enfermo cada vez que les veía besarse o cogerse de la mano. No eran celos, puesto que todavía no estaba enamorado de Inés. Era simple y pura envidia cochina. Ellos tenían algo que yo no podía conseguir, y eso me consumía por dentro.
Ese verano lloré más que nunca. Llegué al borde de una depresión seria. No tenía fuerzas ni para subir las escaleras. No tenía ganas de nada, ni siquiera de sexo. No sé cómo no me vieron llorar mis tíos el tiempo que estuve con ellos. Por el día, encerrado en el baño. De noche, en silencio en la cama. Cuando estaba solo, mientras escribía cartas a Inés porque necesitaba desahogarme con alguien. Y delante de ella, cuando estábamos a solas.
Sólo con pensar en ellos y en lo mucho que creía necesitar una relación de pareja, se me ponía el nudo en la garganta y afloraban las lágrimas.
Lo recuerdo perfectamente, porque ese mismo nudo se me ha puesto en la garganta estos días. Esa misma envidia, la puta envidia cochina que me corroe y me deprime cada cierto tiempo.
Aquel verano cuando regresé a Valencia, recuerdo que hice el viaje en tren como un zombie. No hice un solo gesto en toda la mañana, sumido como estaba en mis propios horribles pensamientos. Cogí un autobús con mi maleta a rastras porque no tenía fuerzas ni para levantarla, llegué a casa, una casa vacía y triste como mi interior, dejé la maleta nada más entrar, me tiré sobre mi cama y lloré como nunca jamás he vuelto a hacerlo. En voz alta, gimiendo, aullando, agarrándome el estómago con las manos, retorciéndome de un lado a otro de auténtico dolor. Fue la explosión de mucho tiempo acumulando sentimientos negativos.
En esta ocasión me ha pillado por sorpresa. Sigo sintiendo esa falta de cariño que sólo una pareja puede darte, pero esta vez no ha sido por eso. Estos días siento envidia de Taku, y de su amistad con Sandra.
Como siempre, mi exceso de sinceridad (por llamarlo de alguna forma) me metió en problemas, y Sandra malinterpretó (con sobrados motivos) mis sentimientos hacia ella. Quise dar marcha atrás, y mis silencios los llenó Taku. Ocupó el lugar que yo abandoné voluntariamente, y eso me dolió. Y sé perfectamente que no tengo motivos para sentirme mal.
Todavía no sé lo que me pasa cuando les veo. Parece que he dado un paso atrás en nuestra amistad, y ellos cada vez se llevan mejor. Y es lógico. Taku tiene un gran sentido del humor, y hay algo con lo que no puedo competir: son del mismo barrio, y comparten más tiempo que yo fuera de la fábrica. Incluso un pasado común en el mismo instituto. Vienen juntos en coche al trabajo, él acompaña a Sandra a muchos sitios... Incluso ha conocido a su novio y a alguno de sus amigos. Tienen una complicidad que si yo alguna vez la tuve, he perdido.
Está claro que el único responsable de la situación actual soy yo, así como el único que le da importancia a cosas que no la tienen. Esta tarde me he pillado un berrinche de la manera más tonta. Basta un simple comentario para sentirme olvidado, un simple roce entre ellos para ponerme enfermo de nuevo. También soy el único que tiene la solución en su mano.
Empiezo a comprender a quien tiene celos de su pareja. Se pasa tan mal, y por unos motivos tan irracionales... Pero no puedo evitarlo. Creía que sólo fue una pequeña recaida y ya lo había superado tras dos días bastante buenos, pero aún me queda trabajo por hacer.
Lo peor de todo es que está afectando a la relación que tenía con los dos, y ellos no tienen la culpa de nada. Es por eso mismo por lo que no les he dicho nada de todo esto antes. No quiero que nada cambie entre ellos, porque no se lo merecen. Pensaba contárselo cuando ya lo hubiera superado, para no echarme a llorar a moco tendido delante de ellos, pero ahora una de las partes implicadas lo va a saber antes de tiempo.
Y sé lo que me va a decir. Ni tengo motivos para sentirme así, ni tengo excusas. Todo lo que pienso en esos momentos no son ni tonterías, son gilipolleces. Todo eso ya lo sé. Pero lo peor es que en los malos momentos, pensar en eso no me ayuda.
La verdad... no sé q decirte. Tu ya sabes q esto no es bueno, q además te estás alejando de dos personas q te importan... Me gustaría poder darte algún consejo, decirte algo q te animara, pero la verdad esq me he quedado en blanco, tpk nunca sentí algo igual x lo q no puedo opinar ni decirte como intentar q esto cambie.
Ojala y ese sentimiento pase pronto, si necesitas cualquier cosa... sabes donde estoy, aunq esté muy limitada x la distancia, pero puedes contar conmigo si lo necesitas.
Un beso enorme Joe :***
Yo que tú dejaba de pensar en ese tema, aprende y acepta que Sandra no es de tu posesión, no te queda otra, o aceptas eso o puedese perder dos amigos, a los cuales, por lo poco que se, quieres mucho. no dejes que la envidia destruya eso...
Animo y sonrie wapo!!!!!!
k decir ,no tengo ni idea no kiero perderte ,dime k devo hacer , no kiero ser el motivo de es sentimiento, pero no se k es lo k ago mal, kreo k soy yo ,la de siempre, por lo menos lo intento. de corazon te digo k te aprecio mucho y no kiero k te alejes sigue formando parte de mi vida
La envidia es muy mala, ya lo he dicho muchas veces... Pero a veces es inevitable. Ansiamos tener ciertas cosas, y cuando vemos q no lo conseguimos, pero a nuestro alrededor si, nos sentimos impotentes y envidiosos... Pero hay q intentar ser feliz como se está y con lo q se tiene...
Intenta desterrar ese sentimiento. Cuando te venga, intenta pensar en algo bonito, positivo, pa alejar la envidia de ti.
Un besote
Lo único que te queda es enfrentarte a ese sentimiento de envidia, cogerla de frente y convencerte de que no va a poer contigo.
Parece mentira que algo tan simple como la envidia nos pueda hacer sentir así de mal,no? Por eso mismo, tienes que intentar ganarle, y creo que se puede conseguir, aunque no es fácil.
Un beso
Una cosa es cierta, y es que la envidia viene cogia de la mano de la posesión.
Sé perfectamente a lo que te refieres con esa situación que te estçá tocando volver a vivir, y es que cde cualquier cosa se hace una montaña, nos parece que todo atenta contra nosotros. Todo gracias a nuestra jodida inseguridad.
Supongo que es como todo, el tiempo nos acaba templando lo bastante, y parece que lo tenemos superado. Pero hay bajones de autoestima capaces de vovler a derrumbar nuestro castillo de naipes.
Pues solo nos queda volver a levantarlo buscando algun tipo de adhesivo, jode pero es lo que hay. Sé que lo sabes de sobras.
Un abrazo y animo!
VALERY: gracias por tu ofrecimiento.
MIXIZAR: no dejaré que eso ocurra, estoy seguro. Gracias.
ANONYMOUS: por lo que a mí respecta, siempre formarás parte de mi vida, ya lo sabes.
AFRODITA: lo intentaré, a ver si funciona. Gracias.
CRISTINA: no es fácil, pero lo estoy consiguiendo, gracias.
DRAGONCETE: inseguridad, baja autoestima... has dado en el clavo. Lo sé, lo sé...
Publicar un comentario
<< Home