TOW friends

Por un momento creí que las cosas volvían a ser lo que eran. Al menos se parecían. Vicente volvía a mirarme a la cara y a hablar conmigo, a diferencia del último frontón que jugamos, y Rafa parecía pensarse realmente el venir a la CP2k6 conmigo.

Pero a Rafa le conozco demasiado como para tomarme en serio su manera de hacer planes. Es de los que dan mala fama a los hombres, mucho hablar y luego ná de ná, aunque no con las mujeres pero sí con todo lo demás. Y Vicente parece haber madurado de golpe, o es que se toma la vida más de otra manera. Al menos hoy le he encontrado un poco de coherencia en su manera, firme y sin lugar a dudas, de tomar decisiones.

No le interesa la CP porque piensa que al segundo día de estar jugando se aburrirá y ya no sabrá qué compartir. Y no le digas a un informático como él que hay zonas de software libre, de robótica, de I+D o de astronomía, cada una con su programa de actividades relacionadas. Que Stephen Hawking no es Richard Stallman, no le vendas la moto. Y digo que le encuentro coherencia porque la última vez que propusimos hacer una lan party entre nosotros, el motivo que parecía entreverse en su razonamiento para no hacerla es que "ya no nos gusta tanto jugar como antes".

Así pues, que Rafa no se engañe. Dudo que si Vicente no se apunta, lo haga él. A él le gustaría que estuviésemos los cuatro, "como cuando las montábamos en casa", porque lo que le gusta es estar con nosotros. Ahora ellos tres tienen portátil, y eso que dudé seriamente que Angel se lo comprara algún día, pero dudo que ni por esas se vuelvan a reunir los tres como antes. Porque aunque lo hagan serán tres, y no cuatro. Ni olvido aquel último desplante ni por coherencia (o llámalo cabezonería) pienso hacer una party con Vicente, al que ya no le gustan los videojuegos como a mí.

Que me parece muy bien que ya no le gusten los juegos de niños y prefiera jugar a tener una hipoteca y ser un adulto responsable el resto de sus días, y ole sus huevos por tomar las decisiones que toma y ser consecuente con ellas. Pero hoy me ha hecho pensar que si algo ha cambiado en nuestro pequeño grupo de cuatro no he sido yo (o no sólo yo) sino él.

Así que vamos a jugar todos a ser coherentes y a tomar decisiones, y, como hemos dicho hoy en nuestro encuentro, a ir con la verdad por delante. Si algo me ha enseñado Sandra, una gran amiga, es a no hacer algo si no te apetece. Hay quien me llamará egoista por ello, pero no me importa. Me hace muchísima ilusión la CP, y cuanto más se acerca la fecha más parezco un niño pequeño cuando pienso en ella. Pero no puedo negar que me haría también mucha ilusión compartir ese momento con mis amigos.

A mí me resulta muy irónico. Cuatro chalados de los ordenadores, que un día se les ocurrió juntarse en casa de uno con sus cacharros a cuestas y pasaron tres días geniales. Que se lo pasaron tan bien que repitieron varias veces. En ocasiones sin dormir apenas, en ocasiones más tiempo configurando equipos o compartiendo archivos que jugando. Y cuando se presenta la ocasión de vivir la misma experiencia a lo grande, como ellos mismos planearon en su día (Rafa y sus famosos "tenemos que..."), entonces no lo hacen. El único que puede tener excusa, y le comprendo, es Angel. Pero también sé que el año que viene si su madre no está enferma no me dejará plantado.

Así que no puedo obligarles a hacer algo que simplemente no les apetece. No es que no puedan, es que no quieren (a todo esto doy por supuesto que Rafa, que aseguró darme una respuesta definitiva el lunes, no vendrá). Así que podría llamarles egoistas, pero en realidad no pienso que lo sean. Y yo tampoco lo seré de ahora en adelante. Simplemente no me apetece tanto hacer cosas con ellos como antes, y no voy a obligarme a ello.

Quieren ir al cine el viernes, y pretendían quedar ya sin haber visto siquiera la cartelera, a lo que me he negado, y se lo he dicho bien claro. La verdad por delante, ¿no? Pues hay una diferencia entre ir al cine con los amigos e ir a ver una película, de la misma forma que, a modo de broma entre nosotros, hay una diferencia entre jugar a frontón y hacer deporte (el deporte es la pista y la raqueta, y el frontón es el bar de después). Y yo con ellos ya no voy más al cine, que ya quedamos un día a ver expresamente una película que yo quería ver y pasó lo que pasó, que estuve a punto de irme enfadado a casa sin película y sin cenar, así que si tengo que ir solo a ver una película, prefiero ir solo.

Posiblemente no les haya sentado bien oirlo así tal cual, que yo soy muy directo y cuando digo las cosas no tengo tacto, pero es lo que hay. Y más les dolerá, seguramente a Rafa más que a Vicente, cuando les diga que no me voy con ellos a mi pueblo (y el de Angel) a pasar el fin de semana los cuatro. Puede que a Rafa le haga mucha ilusión que vayamos todos juntos, pero a mí hoy por hoy no me apetece.

Me apetece llevarles a comer al restaurante asiático al que fui con Carlos el otro día y donde por fin probé el sushi y el sake (entre otras delicatessen), por ejemplo, pero no necesito recorrer trescientos kilómetros para hacernos una barbacoa o una paella. Estoy harto de barbacoas en mi casa y hay restaurantes muy buenos en Valencia para comer paellas hechas a leña. Si es por estar con ellos no me apetece irme tan lejos.

Así que sigo en mi línea de ser "egoista", procuro hacer lo que me apetece cuando me apetece. Y lo que me apetece ahora es pensar en la CP, con amigos o sin ellos. Seguro que allí conoceré a mucha gente muy maja. Hey, incluso a uno de ellos ya le conozco en cierta manera.