Endorfinómano
He vuelto a caer en la tentación. Por suerte para mí no son las drogas, sino la comida. He vuelto a comer más de la cuenta, casi compulsivamente, y sobre todo dulces. Necesito el chocolate. Necesito liberar endorfinas que alivien mi dolor. He ganado en peso lo que he perdido en autoestima.
Odio el calor. Odio sudar como un cerdo, eso siempre me ha puesto de muy mal humor por muchos y diferentes motivos, y ahora tengo uno más. Pero tampoco sería justo echarle todas las culpas de cómo me siento a lo mismo de siempre.
Odio ser tan racional. Odio pensar tanto, analizar hasta el más pequeño detalle y encontrar excusas para cualquier cosa. Y me he convertido en un experto, las tengo de todo tipo. Pero sobre todo odio que esas excusas acaben siempre conmigo en casa, solo y sintiéndome una mierda.
Quiero creer que pronto cambiarán las cosas, poco a poco pero con paso firme. Tal vez empiece cuando acabe por olvidarme de una herida que hace mucho que ya no debería existir, pero no será este verano. Creí que este verano sería diferente, iluso de mí. Aún está lejos el día en que me sienta uno más.
Hasta entonces sigo siendo yo, en toda mi esencia. Con mis rarezas, mis excusas, mis tristezas y mis soledades.
<< Home