No somos nadie... y menos en calzoncillos

En estos meses de inactividad, que por cierto se acercan a su fin (más detalles cuando esté completamente seguro), hubo unos días que me levantaba más bien contento, o lo que viene siendo con la tienda de campaña puesta.

Seguramente la llegada del calorcito tuvo algo que ver, así como el hecho de despertarme con la radio todos los días, y más en concreto con No somos nadie. Nunca pensé que un programa me haría volver a reír de esa manera hasta el punto de no echar de menos a Gomaespuma, a quien sustituyó en su día.¿Y qué tiene que ver el genial Pablo Motos con mi alegría bajo las sábanas? Pues mucho, aunque indirectamente. La culpa es de Nuria Roca, que colabora en el programa. Eso es una valenciana guapa, y encima nació donde yo vivo ahora.

El otro día me reí mucho escuchando su sección. La gente llamaba para contar sus fantasías sexuales realizadas, y llamó una chica que dijo ser enfermera. Antes de contar nada ya le preguntó Pablo Motos: ¿Enfermera? ¿Pero es que quieres matarme?

Esto mismo lo recordé esta semana cuando descubrí una doctora nueva en mi centro de salud. Podría divagar durante un par de párrafos sobre ella, pero lo de mi tía me ha quitado las ganas. Saber que le han extirpado casi todo el intestino grueso y que hay una posible metástasis en el hígado le quita todo el morbo a mi descubrimiento. Una doctora que, por otra parte, no tenía tanto de atractivo sexual como podría suponerse por mis palabras. Más bien era el tipo de mujer que imagino como madre de mis hijos.

En fin... tenía pensado un post más largo sobre algunas cosas más, como que esta doctora me sacó los tapones que periódicamente se me hacen en los oidos, con la consiguiente recuperación de los tonos agudos de mi alrededor y la extraña sensación que eso provoca el primer día. O que la sincronía de mi adsl volvió justo antes de tener que emplear las técnicas del teleoperador, personaje de muy recomendable lectura.

Pero ya no tengo ganas ni tiempo. Mañana comienza la campus, y espero que me sirva de distracción suficiente para lo que se avecina en casa con lo de mi tía. Procuraré disfrutar todo lo que pueda, por si realmente se acercan tiempos difíciles. Dentro de unos días voy a tener muchas cosas sobre las que escribir, y supongo que tanto las buenas como las malas desatarán mi vena escritora tan adormecida últimamente.