Se acerca el día verde

No sé qué me pasa, pero incluso hoy, teniendo algo que contar, me cuesta escribir. Debe ser cosa del tiempo, porque no soy el único.

Tampoco me gusta escribir por escribir, mis delirios de grandeza (y mi ego masculino, que sabe que yo lo tengo todo en dosis pequeñas) me dicen que no importa la cantidad, sino la calidad. No quiero ser parte de la demostración de ningún teorema, y prefiero, cuando escriba, dedicar el tiempo suficiente a ello como para que esto no se parezca en nada a aquel diario mío de adolescencia. Hoy es viernes. Ella me ha mirado diecisiete veces. Me quiero morir.

Hoy es viernes, y como nadie me ha mirado, he seguido en la tónica de los últimos días y me he dedicado yo a hacerlo. Las alegrías que no vaya a llevarse el cuerpo, por lo menos que se las lleve la vista. Viva el verano, aunque sólo sea por eso (habrá que empezar a ser positivo algún día).

He estado toda la tarde de compras, y en el centro de Valencia hay mucho donde mirar. Iba a decir "mucho donde escoger", pero pese a lo que digan algunas, estas cosas todavía no vienen en catálogo. La excusa oficial para darle otro porrazo a la tarjeta de crédito: el concierto de Green Day, que ya se acerca, y hoy ya tengo los billetes de tren. Una cosa menos, ya sólo falta el hotel.

Y aquí es donde entran las novedades: para poder ir al concierto voy a tener que hablar antes con mi jefe. Porque ya vuelvo a tener jefe, desde el lunes que viene a las ocho de la mañana. Me han llamado de la fábrica, pero no para el contrato de seis meses que yo me esperaba, ni en el puesto nuevo que puede que me abra puertas y me sirva para el futuro. Lo otro, para mí que aspiro a algo mejor, es pan para hoy y hambre para mañana. Pero mira, después de trabajar tres semanas en lo que va de año, un poco de pan no viene mal. Aunque tenga que hacer más horas extras que un tonto y ganarme el sueldo normal de un mes (con suerte, un poco más) en sólo tres semanas.

Lo malo de todo esto es que me corta el ritmo de estudio, y me perderé mi querida biblioteca en temporada alta, con la veda abierta y la escopeta cargada. Lo bueno, que sólo será hasta el 30. Siempre nos quedará Julio (también temporada alta), y confío que el resto del año pueda prepararme bien el radiofir.

Y bueno, el resto ya son neuras mías, y preocupaciones que no vienen a cuento ahora, así que las dejo para más adelante. Con lo bien que se vive en la ignorancia, y yo tengo que preguntar y enterarme de todo. Nunca aprenderé.