Buñuelos de calabaza

Hoy no pensaba escribir, pero me he liado respondiendo emails y comentarios y me ha entrado el gusanillo. Hay cosas demasiado largas de explicar en un comentario, necesitaría varios posts para una sola de ellas.

Si ya necesito un párrafo para explicar que prefiero los buñuelos típicos de las Fallas a los brownies anglosajones y que con ello pretendo hacer un juego de palabras con el último post de Valery (brownies significa, literalmente, "marrones"), imagínate lo que necesitaría para hablar de I. Días y días, y no acabaría nunca. Porque no me canso de pensar en ella.

I. es el angelito con el que sueño muchas noches. Es mi amor platónico desde hace años. No me causa ningún dolor cardíaco porque tengo perfectamente asumido que nunca pasará nada entre nosotros, por causas que no corresponde explicar ahora (no me daría tiempo, entro a trabajar a las 7:00am), pero eso no me impide fantasear al respecto. Nos vemos poco por la distancia, pero somos buenos amigos, todo lo bueno que pueden ser dos personas que se ven un par de veces al año como mucho. No sé por qué me apetecía hablar de ella cuando estaba escribiendo antes, seguramente por lo de soñar con los angelitos. De este tipo de cosas es de lo que no tengo con quién hablar. Tengo dos grupos de amigos más o menos diferenciados, los compañeros de sudores, y los de la universidad. Todos ellos sin excepción son chicos. Con unos se necesitan cervezas por medio para hablar tan solo de sexo, ya se sabe cómo son los hombres en manada, así que de sentimientos ni se plantea la cosa. No se descarta la posibilidad de que alguno de ellos esté incluso casado y los demás no lo sepamos. Con los otros, los de la universidad, se tratan muchos más temas, pero sólo con C. he hablado algunas veces como a mí me gustaría. Así que no es que no tenga nadie con quien hablar, es que no tengo nadie con quien hablar de cosas que me preocupan, asuntos del corazón, por así decirlo. Siempre he acabado sin buscarlo rodeado de chicas, ya sea en el instituto o en el trabajo (la universidad es otro cantar). Me gusta hablar con chicas, es otro mundo. Los hombres vienen de Marte y las mujeres de Venus. Que yo también tengo mi lado femenino, leñe, las cosas como son. Y es en esto en lo que echo de menos a S. y a A., entre otras.

Me voy a ir a dormir. Mañana entro a las 7:00, tengo que ir al médico y además, por mis narices que me voy a escapar del curro con la excusa del médico (que es cierta) y me voy a ver la mascletà del ayuntamiento. Lo cual significa estar un buen rato de pie al sol de mediodía, con lo que llevo ya acumulado (y lo que me queda) en mis pobres piececitos. Pero estamos en Fallas, qué narices, y el año pasado ya me las perdí por culpa del trabajo. Si en Fallas hay que andar, se anda, ya comeré buñuelos para coger fuerzas. Y ya descansaré cuando me jubile.