Cambios

Bueno, esto ya parece otra cosa. Bien dormido, bien comido y bien... Qué bien me sienta oir Gomaespuma por las tardes. Aunque el tono general del programa de hoy no es muy distinto del que tenían los telediarios a mediodía.

Y aunque estoy bien, me duele un poco la cabeza. Seguramente es por culpa del teléfono. Me han despertado de la siesta, y eso se nota. Estoy en el paro, que no le extrañen a nadie mis horarios. Aunque eso se va a acabar, porque precisamente la llamada era para volver el lunes a mi antiguo curro. El único que he tenido por ahora, en realidad. No esperaba volver nunca allí, pero no porque estuviera a disgusto, todo lo contrario. Esperaba que para cuando volvieran a llamarme yo ya tuviera un trabajo mejor, gracias a mis estudios. Obviamente, soy un iluso.

Allí pasé un año estupendo, e hice grandes amistades. Amistades de esas con las que intercambias teléfonos y a las que prometes que os seguireis viendo, y luego nunca vuelves a saber nada de ellas. Vamos, igual que en el instituto. Tal vez eso indique que no eran realmente amistades, sino sólo compañeros de trabajo, aunque de los buenos. Pero no les culpo. Siempre he tenido un algo con el teléfono, no acabamos de congeniar. Y así es difícil contactar con nadie. Nos vimos fuera de allí mientras todos trabajábamos en el mismo sitio. Después... las cosas cambian. Esto también me dice que no me es tan fácil hacer amigos como me gustaría, así que me conformaré con no perder a los que ya tengo. Y a veces esto tampoco me resulta fácil.

Por ejemplo, llevo dos meses bastante desconectado de mi rutina habitual (trabajo aparte) por una pequeña operación que me ha impedido hacer deporte. Lo que no me ha impedido es seguir escribiendo e-mails a mis compañeros de sudores (y almuerzos, y cervezas, y muchas cosas más), pero no he recibido la respuesta que yo deseaba de ninguno de ellos. Eso hace que el reencuentro, cuando se produzca, sea difícil para mí, y ya veremos si no se resiente también la relación de amistad (y en algunos casos más que eso) que me une a ellos. El lunes puede que vea a uno, A., que trabaja allí.

Perdonad que no dé nombres de momento en mis escritos. Tengo miedo como comentaba antes a "exponerme" ante desconocidos y prefiero guardar un poco el "economato" de momento. Poco a poco iré perdiendo la vergüenza que me queda, mucha menos que hace unos años, y a lo mejor las cosas cambian. Soy un animal de costumbres, tal vez por el miedo a lo desconocido y la seguridad de moverme en ambientes familiares. Pero la vida implica cambios, y aunque algunos ni siquiera los veas hasta años después, otros tienes que provocarlos tú. Y esos son los que más cuestan.

Hablando de cambios, lo único que me preocupa de mi vuelta al trabajo es que se acabaron prácticamente las Fallas para mí. No es que tuviera organizado todo un programa de eventos, pero me gustan las mascletás, me gusta el ambiente que se respira en las calles, y me gustan los buñuelos. Visto por el lado bueno, en vez de engordar estos días de reposo y mucho comer, esto me ayudará a cuidar la linea. Que no es una recta, no, en mi caso es curva. Mayormente de la felicidad, pero también ayudan los buñuelos y todo eso. Animo a todo el que pueda que se acerque a Valencia a vivir las fiestas. No se arrepentirá.

Y no quiero acabar sin agradecer el primer comentario en mi blog. No me lo esperaba, ni mucho menos. Y que alguien con el dominio de las letras que demuestra en su blog diga que mis parrafadas son entretenidas, me anima mucho a seguir. Gracias, María.